sábado, 27 de septiembre de 2014

Órdenes básicas de obediencia del perro: ¡NO! ¡SIENTA! ¡QUIETO!


Cuando un perro aún es cachorro conviene enseñarle las órdenes básicas de obediencia  para poder controlarlo en la mayoría de situaciones. Si le enseñamos correctamente las órdenes ¡SIENTA!, ¡TUMBA !, ¡VEN!, ¡QUIETO!, ¡NO! y a acudir a la llamada de su nombre tendremos mucho ganado. Tenemos que conseguir que la las clases de obediencia sean algo agradable y divertido para el perro, no una obligación o imposición. Pues la forma en que lo hagamos será determinante para que él haga una asociación positiva o negativa,  y eso es vital para tenerlo predispuesto a aprender. Por lo tanto, qué requisitos conviene tener en cuenta en las primeras lecciones:
  • Hacerlas a un lugar tranquilo, sin ruidos ni distracciones.
  • Que no duren más de 10 minutos. Si se alarga demasiado el perro se frustrará.
  • Ahorrarnos las prisas y las presiones si no sale tan rápido como queremos. El perro se sentiría frustrado y crearíamos un condicionante negativo.
  • Las órdenes básicas de obediencia ya dichas, más enseñar al perro a hacer las necesidades y a no tirar de la correa se pueden hacer ya desde los 3 meses, pero no tenemos que ir más allá. Obediencias más complejas mejor dejarlas para cuando el animal ya tanga más de 7 meses.
  • Lo que ha aprendido a los 5 meses no lo olvida nunca.


 Cómo empezar las clases de obediencia?

  1. La primera orden que hay que enseñar es la de sentarse. Es muy útil para calmar la sobre excitación del perro en momentos en que quiere salir a pasear, por ejemplo. Un perro educado debe saber calmarse, sentarse y entonces obtener el premio. Tanto para enseñar la orden de sentarse como la de tumbarse hay que aprovechar un momento que esté haciendo este gesto por sí mismo y decirle ¡SIENTA!  o ¡TUMBA! para que empiece a asociar el acto con la palabra. Repetir esto varias veces hasta que lo haga cuando digamos la palabra y entonces premiarlo.
  2. Cuando ya ha aprendido el significado de estas órdenes: sentarse, tumbarse y levantarse, vamos un paso más allá intentando que tras sentarse sea capaz de mantenerse quieto hasta que le digamos que venga. Cuando está sentado le decimos ¡QUIETO! , nos apartamos de él cada vez más tiempo y a más distancia y finalmente le decimos  ¡VEN! y el premiamos. Cuando el perro no se espere y se levante antes de tiempo no se le da ningún premio y se repite el ejercicio. Enseguida entenderá el mensaje.




Las primeras veces que enseñamos el perro estas órdenes básicas debe ser dentro de casa, para evitar distracciones. Pero una vez están bien aprendidas conviene subir el nivel y hacerle cumplir en diferentes lugares: parques, calle, pipican, en presencia de otros animales, de otras personas etc. El objetivo final es conseguir que el perro se concentre absolutamente en su dueño cuando éste le da una orden en el lugar que sea y con los estímulos que haya. Es un reto pero con tiempo y paciencia todos los perros pueden conseguirlo. 


Puede parecer difícil pero no lo es en absoluto. Sólo hay que saber disfrutar de las clases de obediencia como si fuera un juego (De hecho, para el perro lo es). Si lo hacemos así el perro recibirá nuestro buen rollo y responderá mucho mejor. Es una buena oportunidad para unir lazos entre el perro y el dueño, reforzar los vínculos y la confianza mutua.

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